viernes, 29 de junio de 2012

Busca mi rostro [Ignacio del Valle]


Una potente explosión en un restaurante de un capo mafioso y las circunstancias que sitúan a Erin, una fotógrafa que cubrió el conflicto de la antigua Yugoslavia, en la zona, suponen el punto de partida de "Busca mi rostro"... En las fotos que realiza aparece un rostro olvidado... el de Viktor, a quien creía muerto.

Daniel Isay y Sailesh Mathur son dos policías de Nueva York encargados de buscar a un peligroso criminal que está haciendo "limpieza" entre las mafias que acampan por Manhattan. Entre ellas, la explosión del restaurante.

Ahora los tres tienen un objetivo: Su nombre, Viktor. Su pasado, criminal del conflicto de los Balcanes. Una búsqueda sin tregua. Una mirada al pasado. 

Ignacio del Valle consigue que rápidamente entremos en materia, sin giros de relleno ni situaciones introductorias:  Acción de inicio y un ritmo narrativo in crescendo que remata con un final -o finales- digno de mención.

Nueva York. Una explosión en un restaurante. Erin Sohr -fotógrafa- toma fotografías del tremendo suceso. Su sorpresa será mayúscula cuando en el procesado posterior de dichas capturas descubre un rostro imposible. El rostro de Viktor, un criminal de guerra serbio que había dado por muerto durante la cobertura que realizó del conflicto de los Balcanes. 

Erin, rescata sus miedos e inicia una búsqueda por su pasado que le lleva a la actual Serbia, a buscar a Viktor. A conocer su paradero. A descubrir que ha pasado con un criminal al que creía muerto 10 años atrás. A trazar las líneas de un guión que no debería de estar escrito, situación estas que le lleva a recorrer Belgrado, La Haya y Tel-Aviv.

Pero Erin no es el único hilo conductor: Daniel Isay y Sailesh Matur son dos policías de Nueva York  que, tras la explosión inicial, son informados de la situación y comienzan una investigación policial que dejará un reguero de víctimas y situaciones difíciles, arriesgadas y de gran exposición.

Tres personajes totalmente distintos, muy bien definidos y desarrollados por Ignacio del Valle que junto con unos entornos muy bien recreados hacen de esta novela un encadenamiento perpetuo hasta que no descubres el final... o finales.

Daniel, Sailesh y Erin evolucionan en la novela, conocemos sus valores, sus personalidades y sus ambientes -personales y profesionales- que nos confieren una cercanía a ellos que nos hacen sentir empatía, comportándose cada uno en función de las circunstancias propias que le tocan vivir. Tres vidas unidas en la resolución de un caso y que deberán de "luchar" también contra sus circunstancias. Historias que transcurren en paralelo buscando un nexo de unión final.

Por otro lado, tenemos el personaje de Viktor, criminal de guerra, sin escrúpulos ni miramientos de ningún tipo, asesino y representante del mal al que rápidamente sí que podemos poner rostro si hacemos una mirada retrospectiva hacia esos dirigentes que han consentido, participado y jaleado un conflicto tan reprobable como inhumano, como ha sido la guerra en la antigua Yugoslavia. Un personaje que representa el poder corrupto, las mafias, el saqueo, la destrucción.

Una novela con carácter y personalidad, que engancha y que seguro que no defraudará.

Reseña publicada previamente en "Anika entre Libros"

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