lunes, 15 de abril de 2013

Fraude en la red



¿Quién no ha recibido un mail de un supuesto pariente nigeriano que nos deja en herencia una jugosa cantidad de miles de dólares a cambio de que le mandemos nuestros datos personales y número de cuenta donde hacer el ingreso? Que menos que enviar estos datos a cambio de solucionarnos la vida (y más con la que está cayendo).

¿A que también habéis recibo algún correo para que comprobemos si tenemos un determinado archivo en el directorio indicado? Y al comprobarlo, nos hemos llevado las manos a la cabeza y lo hemos borrado como indicaba el mail, ya que estábamos ante un peligroso virus…

Dejando las ironías de los párrafos anteriores a un lado, estos son 2 ejemplos de los fraudes, timos o engaños que nos podemos encontrar por la red… y con la lectura que Diego Guerrero nos propone, conoceremos algunas de estas situaciones singulares ante las que nos podemos encontrar.

Que Internet se ha convertido en una fuente de negocio es algo indudable –además desde hace muchos años-, pero como la vida misma, aquí también tienen su parte aquellos que hacen del fraude su modo de generar ingresos.

El libro de Diego Guerrero es una lectura amena sobre las situaciones fraudulentas que nos podemos encontrar en la red. Conceptos fraudulentos como el pishing, pishing-car, scam, vishing, spoofing, hoax… dejarán de ser desconocidos y nos abrirán los ojos ante estas situaciones… y todo ello salpicado con multitud de ejemplos de situaciones que, seguramente, habrá sufrido en primera persona. Que métodos de pago usar (y cuales evitar) y cómo actúan los virus son otros de los capítulos de este entretenido libro.

Publicado en 2010, pasa un por encima el tema de las redes sociales donde sí que nos hace una llamamiento a la prudencia sobre los datos que compartimos con los demás. Supongo si hay futuras ediciones o ampliaciones del libro, tengan cabida los engaños, links maliciosos que cada vez circulan más por redes generalistas como Facebook (recordar la reciente publicación en esta red social de mensajes del tipo “Sales en un video” que trataban de suscribir al internauta en un servicio de tarificación especial de SMS)

Hay una premisa que el autor menciona de forma continua a lo largo del libro y es que “la protección total no existe” y yo añado que la mejor herramienta de protección es aplicar el sentido común (doy por descontado de que tecnológicamente estamos actualizados con un antivirus al día, firewall activados, …) y un poquito del refranero español (que para estas cosas es muy sabio) y es que nadie da duros a cuatro pesetas

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