viernes, 3 de agosto de 2012

La vida en siete minutos [Pep Bras]


Esta novela podría comenzar la noche del 24 de abril de 1991 cuando una pareja se ofrece voluntaria en un espectáculo de magia y son hipnotizados durante siete minutos que quedan para siempre borrados de sus vidas. O mucho antes, con un niño que juega a entrevistar personajes; o mucho después, con él ya adulto escribiendo guiones para un programa de televisión que odia. O con un terrible accidente de coche y con alguien que descubre que puede cambiar el pasado. O con un asesinato. 

La vida en siete minutos es la historia de la recuperación de un hombre que ha caído en desgracia en clave tragicómica. El mantra de todo guionista, «No le harás la vida fácil al protagonista», cae sobre él como una maldición, una sentencia marcada por dos factores incontrolables: la fuerza del azar y la sospecha de que su vida depende de la reconstrucción de siete minutos mágicos. 

“La vida en siete minutos” es la historia de Toni, un guionista, un creador de historias y de situaciones cuyos acontecimientos le superan uno tras otro, sin dar tregua a una vida aparentemente normal.

Un golpe de éxito le confiere cierto crédito pero supone un punto de inflexión, un punto y aparte en su trayectoria: El punto de inicio de su decadencia, de un declive pronunciado y casi telegrafiado. De nuevas situaciones, unas cargadas de humor y otras de compasión, de aquello que ves que todo le va a pasar a nuestro protagonista. Un personaje al que Pep Bras le confiere una cercanía entrañable y por el que uno siente cierta comprensión y simpatía conforme avanza la lectura. 

La historia combina narraciones en varias dimensiones, sin seguir una cronología temporal secuencial. Una trama entrelazada y plagada de saltos donde todo, al final, tiene un sentido.

Por un lado, los recuerdos del pasado, donde el azar en primera instancia y la hipnosis posterior suponen el punto de partida de la historia con el conocimiento de su futura mujer, que será parte protagonista importante. Siete minutos que desaparecen de su mente durante el proceso de hipnosis al que ambos son sometidos –de forma voluntaria como integrantes del publico de la actuación del mago Hundersand- y que suponen la excusa perfecta para comenzar la relación con la que será su futura mujer. 

Por otro lado, su situación actual de guionista venido a menos, donde las ideas al servicio de la audiencia –que es la que manda- dejan de brotar y una inocente confusión (a más de uno le quedará clara la diferencia entre Robbie y Robin Williams) desencadena en un nuevo estado. Una caída del pedestal y un golpe de realidad brutal.

Y, por último, una historia, un guion de televisión, que Toni va preparando –y que vamos leyendo de forma paralela a la historia- y que es parte importante en el desarrollo de la novela. 

En definitiva, un cóctel variado y salpicado de dosis de humor y situaciones tragicómicas que nos confieren una lectura muy entretenida.

Reseña publicada previamente en "Anika entre Libros"

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