Michael Shea es un reconocido periodista de la BBC que trabaja como enviado especial en los lugares más conflictivos del planeta. En Oriente Próximo se entera de que tendrá lugar una reunión secreta entre el cabecilla de la milicia armada islamista y el secretario del ministro de Justicia israelí. Intenta infiltrarse y, tras ser descubierto, se ve forzado a huir.
El gran secreto consiste en un tratado entre las dos partes por el cual se cede gas natural a los israelíes a cambio de dinero para armar a las milicias palestinas. En el negocio también está involucrada la mayor compañía de gas inglesa y su inversionista saudí más importante. Si la gente lo supiera, los resultados para los jefes serían desastrosos… Mientras tanto, los israelíes ponen una bomba en la sede de la BBC en Palestina. ¿Por qué de pronto Shea se convierte en el criminal más buscado del momento?
¿Qué tiene que ver su propio tío en todo el entramado?
Juntemos en un mismo plato un corresponsal de guerra con amplia experiencia y conocedor de oriente medio; un fabricante de explosivos (irlandés para más señas y con un pasado marcado por su presencia en el IRA), un checheno sin escrúpulos y con el único afán de poder (y de hacerse con toda Rusia) y un presidente iraní deseoso de aglutinar el poder mundial y ser marcado como el elegido… y tendremos un sabroso plato a degustar en forma de “La línea de sangre”.
Si a todos estos ingredientes los aderezamos con unas complicadas relaciones personales entre algunos de ellos, algunos personajes secundarios de lujo y un variado y serpenteante camino hacia el desarrollo final de la novela, tenemos una novela muy atractiva y, sobre todo, muy dinámica.
“La línea de sangre” simboliza muchas cosas: El conflicto de oriente próximo, la falta de escrúpulos, el ansia de poder, el gran poder de los medios de comunicación que pueden mostrar una realidad que no siempre sea 100% acorde con la realidad, el poder que pueden aglutinar unos pocos y el daño que pueden causar a muchos, el sometimiento militar aun a sabiendas de que lo que estás haciendo no tienen ningún sentido, el abuso sexual –a mujeres y menores-, el poder de la religión cuando esta es manejada de forma partidista, las extrañas relaciones familiares marcadas por el poder… estos son algunos de los elementos que podemos encontrar a lo largo de la narración. Una narración realizada en base a pequeños capítulos, pequeñas situaciones de apenas un par de hojas que hacen muy dinámica la lectura. Una narración cargada de ramificaciones y acciones paralelas que van dándole sentido a toda la historia.
Kostigen consigue un thriller visualmente muy atractivo, ya que dibuja de forma precisa todos aquellos pasajes donde va desarrollando la acción: Irán, Turquía, Italia, … Persecuciones, pasión, un poco de sexo y un mucho de traición definen esta obra –que no me extrañaría nada que de aquí pudiera salir el guion de una película de acción, que en manos de alguna productora norteamericana, pueda ofrecer un producto muy taquillero-
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