viernes, 16 de marzo de 2012

Vidas de hojalata [Paul Harding]


En una cama colocada en el salón de su casa, yace George Washington Crosby esperando la muerte, que se aproxima de forma inexorable. 

Mientras agoniza y antes de que su mundo se desmorone y apague para siempre, empieza a recuperar gradualmente retazos de su pasado que emergen entre las alucinaciones que la enfermedad le causa. George, que durante buena parte de su vida ha sido un metódico relojero, ahora ya no tiene problemas para saltarse las restricciones temporales y reconstruir sus recuerdos siguiendo el libre dictado de su mente. 

Así que vuelve la vista setenta años atrás para evocar su dura infancia y la huidiza figura de su padre, un vendedor ambulante que padecía ataques de epilepsia y recorría en carro los hermosos paisajes de la vieja Nueva Inglaterra. Una sorprendente y arriesgada obra sobre el tiempo y la memoria que crece lentamente, pero con firmeza y con una fuerza imparable, para recrear un pasado repleto de objetos, sensaciones, lugares y parajes naturales de una belleza perturbadora.
  
He acabado de leer “Vidas de hojalata” y creo que merece una relectura. No sé cuando, pero seguro que tengo que volver a este libro. Tiene algo intangible que me ha llamado poderosamente su atención: quizás sea el estilo narrativo, los personajes,… no sé exactamente que es pero me ha gustado.

Avalada por el Pulitzer y rechazada por las editoriales, “Vidas de hojalata” es una historia que necesita tiempo y mucha atención. Tiene un estilo narrativo donde no existen los diálogos en primera persona (pese a haberlos y ser narrados en tercera persona), donde los saltos temporales son continuos y no podemos seguir una línea narrativa temporal –salvo los tiempos marcados en ciertas partes donde nos indican las horas previas que faltan para la muerte de George- y donde los personajes que nos va marcando la historia tienen perfiles muy distintos.

“Vidas de hojalata” narra los últimos días de George antes de su muerte, donde hace un repaso a su vida, a la de su padre y a la relación distante que mantenían. Una relación distante, ambientada en un entorno natural, de pueblo y que con las descripciones que nos realiza Paul Harding –cargadas de detalles- podemos situarnos perfectamente. Además, salpicada con historias donde intervienen terceros, la narración va cogiendo forma y ambiente (por ejemplo con deliciosa la narración de la historia del ermitaño y su diente)

Es una historia de contrastes: El primero lo encontramos en los dos personales principales sobre los que va trazándose el libro. George es un relojero metódico, preciso, ordenado…  Howard, su padre, responde al perfil opuesto: vendedor ambulante, recorriendo caminos y vendiendo todo aquello susceptible de ser vendido… 

Otro lo podemos apreciar en el propio relojero, que pese a su afán metódico y ordenado, sólo consigue rescatar de su memoria unas últimas pinceladas que dibujan trazos con saltos temporales.

Y de fondo, una relación personal. Familiar. De padre e hijo…  

Reseña publicada previamente en "Anika entre Libros"

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