viernes, 2 de marzo de 2012

El diario del hachís [Rober Gómez]

Tomás Pamfiérrez es un periodista trotarredacciones que ha sido despedido de su último trabajo en Madrid, en el que apenas ha durado unos meses, por lo que acepta una oferta en Septonia (urbe ficticia), tercera ciudad autónoma española en el norte de África.

En Septonia se ve involucrado en extravagantes aventuras con una variopinta galería de personajes, la mayoría de ellos renegados surreales en búsqueda de una vida mejor en África.

El protagonista, mientras lleva a cabo una bajada a los infiernos fumando su peso en hachís, presencia y se ve inmerso en la lánguida amargura de una urbe afligida por la connivencia generalizada con la corrupción y la cínica responsabilidad de los informadores locales.

Me gustaría pensar que "El diario del hachís" no refleja una realidad existente y simplemente existe en la imaginación en la Rober Gómez, pero me da la sensación de que los detalles, su perfil y las situaciones descritas tienen un tinte de realidad que hacen que esa duda se difumine y se convierta una verdad denunciable.

“El diario del hachís” narra las idas y venidas de Tom Pamfiérrez, un periodista de perfil desordenado, que basa parte de su existencia en fumar hachís… Si no estás puesto en el tema, aquí tienes una recopilación de términos y definiciones sobre este muncho. Está claro que el título del libro nos indica por donde van los tiros, pero en cierto modo me he visto saturado de tanto “hachís”… y creo que Tom Pamfiérrez también.

Para mi existen 2 partes dentro del libro.

Una primera, que se me ha hecho un poco larga, donde nos describe el ambiente de la nueva vida de Tom en Septonia (ciudad ficticia que tiene un parecido bastante importante con Ceuta, como el mismo auto aclara al final de la novela).

Esta primea parte basada en describirnos las relaciones de Tom con su entorno (compañeros de lúgubres pisos), personajes variopintos (que gran personaje crea Rober Gómez en Tántalo, un vividor profesional) o compañeros de la redacción del periódico (donde todos los perfiles está cubiertos: el vividor, el pelota, el trabajador, el mujeriego…)

La segunda parte, que para mi gusto aparece muy al final –y debería de aparecer antes-, donde afloran los intereses políticos, la corrupción… donde el periodismo pasa a ser una fuente de información utilizada a su antojo por los distintos perfiles con influencias sobre las decisiones políticas y ciudadanas… y donde el periodista pasar de ser una esponja absorbiendo información a ser una fuente de información interesada casi sin proponérselo. Manejado al antojo del poder.

Me hubiera gustado que Rober Gómez hubiera explotado un poco más algunas situaciones como esta última, los entornos de corrupción, el aprovechamiento de ciertos dirigentes de sus posiciones privilegiadas para beneficio propio y de su entorno, el escaso interés de los habitantes de Septonia –y que podemos extrapolar a casi cualquier lugar- por labrarse un futuro profesional independiente de la administración y el funcionariado, donde esperamos que cualquiera con poder e intereses nos “enchufe”…

Reseña publicada previamente en "Anika entre Libros"

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